Tengo decisiones que tomar cada día. Y, aunque personas bien intencionadas me ofrezcan su consejo, yo soy responsable por las decisiones que tomo. Ante todo, elijo estar receptivo a la Mente Divina. Por medio de la oración y la meditación, soy guiado a una comprensión más profunda de lo que es correcto para mí.
La inspiración que recibo es el fundamento de mis decisiones. Al centrar mi mente y mi corazón en Dios, la luz pura de la comprensión resplandece en mí. Cualquier confusión se disipa a medida que sigo mi guía interna ante cualquier decisión. Mi vida se desenvuelve de manera positiva cuando actúo según la inspiración del Espíritu en mí.
AFIRMO: Elijo ser inspirado por el Espíritu.
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Gracias Miguel
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